domingo, 30 de diciembre de 2012

El Diario de Tacho: Tacho y su primera navidad


Pues sí gente, la primera navidad de mi chucho. Habíamos pensado regalarle algo bonito en su primer cumpleaños (allá por marzo) pero no habíamos pensado que hacer en su primer diciembre... y si soportaría el frío o no =S Afortunadamente Jessy y Tacho son de la misma talla, así que sacamos unas playeras viejillas y se las pusimos: se veía bien pirata, la neta, con sus playerillas, pero no le duraban porque para la mañana siguiente ya se las había quitado.

-¿Por qué te encueraste eh? ¿Que no tienes frío?-lo regañó mi papá a la mañana siguiente, pero pues al parecer no, no tenía frío. ¡Claro! Se la pasa corriendo y brincando como chiva loca por todo el patio, como jodidos le iba a dar frío.

Una tarde que andaba yo de compras con Mara mi papá aprovechó para salir a buscarle una casita. Tenía un refugio pero pues... un refugio no es una casita ¿verdad? Así que se lanzó a la búsqueda. Justo esa tarde me encontré en el centro un puesto en dónde vendían cosas para perros. Estaba lleno de señoras y muchachas comprando suetercitos para sus perritos chihuahuas y así, esas razas pequeñitas que me caen medio mal (la verdad, lo siento u.u) pero lo que llamó mi atención fue ¡un super hueso de carnaza tamaño jumbo! Y le dije a Mara:

-¡Ese, ese hueso para Tacho!-y como estuvo ella completamente de acuerdo, me programé para ir dos días después por él (ya era demasiado shopping para una tarde). 

Y dije en mi casa, pero mi mamá me pidió que me asegurara de que sí iba a poder ruñirlo al menos, que no estuviera demasiaaaaado grande. Esa misma noche mi papá llegó con la nueva casita para Tacho; se veía medio... pirata, pero el material era justo lo que necesitábamos, porque las típicas casa para chuchos son de materiales muy ligeros y delgados y necesitamos que NO se coma su casa ¬ ¬

Para cuando volví a comprar el super hueso jumbo entonces dudé, ¿sí podría con él? Me alcanzaba, traía el dinero suficiente pero... al final obté por un par de huesos grandecillos, por temor a que fuera demasiado. Llegué a la casa, compré un moño rojo y envolví el regallito pa mi perro.


Aunque me dijeron que le diera uno ya, me rehusé, ¡eran regalos de navidad! ¿cómo le iba a dar su regalo de navidad antes de navidad? No no no no no, así que tendría que esperar. De todos modos era como los niños, ni sabía que había un regalo esperando por él, no sabía que Santa Claus ya había llegado a la casa : p

Pero ¡oh-oh! Algo malo pasó: Una mañana, la primera que Jessy se levantó a las seis de la mañana porque iba a niñerear, escuchó unos ruidos raros en el patio así que se asomó y Tacho corrió y se paró frente a la ventana. A Jessy le extraño que traía aserrín en la trompa y entonces se dio cuenta de que Tacho estaba ruñendo el saco de boxeo que hace tres años le habíamos regalado a mi papá. Y pues le dijo a mi mamá. Y ahí las tienen a las dos, en la ventana, gritándole que no.

-¡No, no, deja ahí!-le gritaba mi mamá, y Tacho como que la volteaba a ver y volteaba a ver el saco, y la volteaba a ver y volteaba a ver el saco.

"¿Qué quiere esa vieja loca? ¿Qué no ve que estoy ocupado? Ash" pensaba el Tacho. Y se pasaba una pata por la cara porque como que el aserrín le picaba los ojos y la nariz al móndrigo malcriado.

Tuvo que salir mi papá a rescatar el sacó. Aunque debo decir que ya estaba herido de gravedad U.U


Así que mi papá estaba muy enojado con Tacho y nos planteamos muy seriamente si se merecía su regalo de navidad. Jessy cuenta que ella bien claro escuchó como, en la madrugada, salió el chucho de su casita y fue directo a ruñir la cosa esa. Osea, que desde que abrió los ojos ese día y puesto que el saco quedaba justo frente a la puerta de su casita, comenzó a planear el ataque. Pero bueno, al menos tuvimos la certeza de que sí pasaba la noche en su casita =/

Pero los siguientes días se portó muy bien: casi no hizo escándalo, no se enojaba cuando metíamos sus baldes (ah, porque hubo un tiempo en el que, cuando mi papá se los quitaba, empezaba a ladrar fúrico y corría a hacer un ruidajo en la puerta del patio) y en las noches no ladraba tanto. Así que, a fin de cuentas, terminó ganándose sus huesitos. 

El 24, en la tarde, le dije a mi papá que deberíamos de darle un huesito al menos y el otro pues... cuando se acabara el primero; inocente de mí, creía que le iba a durar más de un día cada hueso... Pero se puso bien contentote cuando se lo dimos. Y nos veía y nos veía y no soltaba su hueso. Y su cola parecía rehilete.


Aunque luego creo que más bien quería corrernos para comerse agusto su hueso. Y pues como les dije, para esa noche el jueguete de carnaza ya había marchado.

Dos días después le eché el otro e igual, esa misma tarde lo devoró, así que... creo que sí debí de comprar el hueso jumbo =/