lunes, 12 de marzo de 2012

Palabras en el aire



Cada vez que me decías hola yo te saludaba con un “no sabes lo feliz que me hace verte”, aunque en silencio.


Cada vez que me preguntabas “¿Cómo estás?” tenía que hacer acopio de todas mis fuerzas para no complementar el “Bien” con un “pero ahora que estoy contigo, mucho mejor”.

Cada vez que me decías que estabas triste, te sentías enfermo o adolorido, yo contestaba “espero que te sientas mucho mejor” y en el fondo lamentaba terriblemente el no poder estar contigo para reconfortarte.

Cuando me contabas que andarías de viaje, me decías que tenías reunión con tus amigos e incluso en las mañanas al despertar, pedía a dios que te cuidara, que nunca te dejara solo y que sobre todo, esa noche al llegar a tu casa (con bien) y que yo te preguntara “¿cómo estás?” contestaras seguro y de inmediato “¡Excelente!”

Pero sobre todo, pedía porque siempre fueras feliz.

Y por eso aquella tarde cuando me contaste que tu nueva novia te hacía muy feliz… le pedí a dios por ella, su bienestar y el de su familia y demás seres queridos, para que siempre estuviera feliz y pudiera seguir haciéndote feliz.

La última vez que nos vimos cruzamos las palabras de siempre, el abrazo de saludo y a tu “hasta luego” de despedida yo contesté con un “Adiós”. Y apenas nos íbamos alejando susurré un “te quiero”, y giraste y preguntaste que había dicho. Sonreí y repetí: “adiós”. Y me entristecí, porque mis palabras se quedaron en el aire y aun no sé si fue porque no quisiste quedártelas o porque no lograste atraparlas.

-o-o-o-o-o-o-

Y así comienza mi semana, llena de sentimentalismo y cursilerías. Sí, sobre todo cursilerías jeje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Testimonios de lo aqui escrito: